Gente de Pascua en Misión: Semana 2
Desafío de las Escrituras sobre Hechos de los Apóstoles
Desafío de las Escrituras sobre Hechos de los Apóstoles
El capítulo 5 comienza con la historia de Ananías y Safira. Es el tiempo en que las donaciones al fondo apostólico eran voluntarias. Sin embargo, la pareja engaña a los apóstoles escondiendo una parte y les dan la falsa impresión de ser honestos y generosos. Pedro acusa a la pareja de mentirle al Espíritu Santo y ambos mueren a causa de su pecado. La hipocresía de la pareja se aborda con rapidez y decisión y sirve de lección para el resto de la Iglesia.
La Iglesia de Jerusalén experimenta un crecimiento asombroso. Los apóstoles realizan muchas señales y prodigios entre la gente con el poder del Espíritu Santo. Grandes multitudes traen a sus enfermos para que sean sanados y todos reciben sanación. Sin embargo, el rápido crecimiento de la Iglesia atrae una vez más la intensa oposición del Sanedrín. Los apóstoles son encarcelados y acusados de desafiar la orden anterior del Sanedrín de abandonar su enseñanza. Un ángel del Señor abre la puerta en medio de la noche y les instruye a predicar en el área del templo. Cuando son llevados nuevamente ante el Sanedrín, los apóstoles se mantienen firmes en sus convicciones y proclaman que deben obedecer a Dios en lugar de a los hombres. El Sanedrín libera a los apóstoles siguiendo el consejo de Gamaliel quien sabiamente les aconseja que, si este movimiento es de hecho de Dios, no podrán derrocarlo; si es de hombres, se desmoronará por sí solo.
La rápida expansión de la Iglesia se acelera en el Capítulo 6. Las viudas de los helenistas (inmigrantes de habla griega provenientes de asentamientos judíos fuera de Palestina) no estaban siendo atendidas. La comunidad se reúne y propone una solución: ordenar a siete hombres de buena reputación para ayudar con las necesidades materiales de la comunidad mientras los Doce continúan atendiendo las necesidades espirituales de la comunidad. Esteban, uno de los Siete, es pronto llamado a predicar y defender la fe. Se le acusa falsamente de blasfemia y es llamado a defenderse ante el Sanedrín.
La defensa de Esteban se presenta en el Capítulo 7, donde relata la historia de Israel desde Génesis hasta el presente, destaca la rebelión obstinada de Israel contra Dios y termina con una acusación abrasadora de su incumplimiento de la ley y su culpabilidad al ejecutar al Mesías. Enfurecidos, los líderes se abalanzan sobre él y lo apedrean. El martirio de Esteban se retrata deliberadamente en paralelo con la pasión de Jesús. La muerte de Esteban también provoca una severa persecución de la Iglesia en Jerusalén.
En el capítulo 8 entra en escena Saulo (el futuro San Pablo). Saulo aprueba la muerte de Esteban y participa en la persecución, va de casa en casa y entrega a hombres y mujeres para ser llevados a la cárcel. La persecución en Jerusalén hace que muchos creyentes se esparzan por Judea y Samaria. El capítulo 8 destaca la predicación de Felipe, que viaja a Samaria para proclamar al Mesías. Felipe realiza muchas señales y prodigios que causan gran alegría en esa ciudad y es guiado por el Espíritu para evangelizar y bautizar a un eunuco etíope. El capítulo 8 también destaca que los carismas milagrosos de la comunidad cristiana no deben confundirse con la magia de los brujos. Esto queda claro en la interacción entre Simón el Mago y Pedro. Simón (el mago) trata el poder obrador de prodigios como algo por lo que se puede atribuir él, el mérito, mientras que los apóstoles atribuyen todos los prodigios a Jesús. Pedro reprende a Simón por su maldad
¿Cuáles son algunas de las cosas que podemos aprender de estos pasajes?
La historia de Ananías y Safira ilustra que incluso los creyentes pueden ser tentados a cometer un pecado audaz y flagrante. Fue Satanás quien había llenado sus corazones para mentir de esta manera (Hechos 5:3) y “para desafiar al Espíritu del Señor” (Hechos 5:9). La codicia, la hipocresía y el deseo de la alabanza de los hombres jugaron un papel en su muerte. Esta historia saca a relucir la verdad de que Dios no se encoge de hombros ante el pecado, y nosotros tampoco deberíamos hacerlo; los pecados graves pueden tener consecuencias devastadoras.
Este pasaje también nos ayuda a ver cómo Dios puede usar las cosas malas para un buen propósito. La persecución de los cristianos en Jerusalén hizo que se dispersaran, pero esa dispersión hizo que la Iglesia creciera, como lo demuestra la predicación de Felipe en Samaria. A veces nuestras vidas no salen según lo planeado, pero Dios puede usar estos eventos y circunstancias para bien.
La muerte de Esteban, como la de Jesús, nos brinda un modelo para poner en práctica el mandato de Jesús: perdonar a nuestros enemigos. Esta semana, a imitación de San Esteban, perdona y haz oración por alguien que te haya ofendido.