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Gente de Pascua en Misión: Semana 1

Desafío de las Escrituras sobre Hechos de los Apóstoles

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Introducción

Hechos de los Apóstoles 1 – 4

Repaso General de los Capítulos 1 – 4

Los Hechos de los Apóstoles comienzan contando los eventos que acontecieron entre la resurrección de Cristo, su ascensión al cielo y la promesa de la venida del Espíritu Santo. Así como el propio bautismo de Jesús inaugura su ministerio público, también el bautismo de los apóstoles en el Espíritu Santo inicia su ministerio. El Espíritu llena a 120 discípulos reunidos en la habitación superior en Jerusalén y milagrosamente les permite hablar diversos lenguajes de todo el mundo. Pedro da un sermón apasionado proclamando a Cristo como Mesías y Señor a la multitud reunida, lo que hace que las 3,000 personas reunidas se arrepientan y reciban el bautismo. Los que creen y son bautizados forman una comunidad centrada en la enseñanza de los apóstoles y una vida comunitaria anclada en la oración y la fracción del pan (Eucaristía).

Lleno del Espíritu Santo, Pedro sana dramáticamente a un mendigo cojo, lo que produce que se reúna una gran audiencia y crea otra oportunidad para proclamar a Cristo. Esto provoca la conversión de otras 5000 personas. Si bien la sanación del mendigo cojo y la predicación de Pedro producen muchos nuevos creyentes, también genera resistencia por parte de los líderes judíos, quienes cuestionan la autoridad por la cual los apóstoles predican y realizan estas obras. A pesar de estas amenazas, los apóstoles continúan dando testimonio por el poder del Espíritu. Esta sección concluye con una oración de la comunidad apostólica para que el Señor les permita continuar predicando con valentía y realizar señales y prodigios en el nombre de Jesús. La vida comunitaria de la Iglesia antigua se caracteriza por una preocupación desinteresada por todos, una distribución equitativa de los bienes y una completa confianza en la supervisión de los apóstoles.

¿Cuáles son algunas de las cosas que podemos aprender de estos pasajes?

¡Jesús está vivo! No es simplemente un “Jesús histórico” que vivió y murió en el primer siglo. Jesús, el resucitado, se presentó tan vivo a los apóstoles como lo está hoy. A veces, esta realidad se nos escapa porque no podemos ver a Cristo de manera tangible, de la misma manera en que podemos ver a otros seres vivos. Pero la verdad es que nuestro redentor vive, y esto significa que podemos tener una relación con él, que siempre está con nosotros y que escucha nuestras oraciones.

Este pasaje también nos ayuda a ver que la venida del Espíritu Santo es un requisito previo absoluto para que la evangelización sea fructífera. Esto se demuestra con el comportamiento de los apóstoles antes y después de Pentecostés. Antes de la venida del Espíritu, carecían de valor para hablar y no tenían un camino claro a seguir (a pesar de que pasaron 3 años con Jesús). Después de la venida del Espíritu, eran hombres transformados que proclamaban con valentía la Buena Nueva y realizaban señales y prodigios según los impulsaba el Espíritu. Esta es una gran lección para nosotros. El mismo Espíritu que fue derramado sobre los discípulos en la habitación superior, ha sido derramado en nuestros corazones a través de los sacramentos del Bautismo y la Confirmación. Si queremos llevar a otros a Cristo, debemos ser dóciles al Espíritu Santo y dejar que él nos guíe en nuestras interacciones con los demás. Dios nos da poder sobrenatural para una misión sobrenatural, ya sea en nuestros hogares, lugares de trabajo, vecindarios o parroquias.

La resurrección de Jesús realmente cambió todo. Cambió la cruz de ser una tragedia a ser un triunfo, abriéndonos la posibilidad de la vida eterna en el cielo con Dios. Este fue el evento divino más poderoso en la historia de la creación, que marcó el comienzo de una nueva era, la era de la actividad y el poder del Espíritu Santo para salvar y transformar vidas. La resurrección de Cristo cambia a las personas de estar espiritualmente muertas a estar vivas en Dios. Cambia la culpa por perdón y libertad, y cambia la ansiedad por esperanza.

Reflexión Individual o en Pequeños Grupos:

  • ¿Qué parte de la lectura de esta semana te llama más la atención? ¿Cuál crees que sea la razón?
  • Cuando piensas o hablas de Jesús ¿lo haces como si estuviera muerto y desaparecido o vivo y sano?
  • ¿Cómo podría reflejar mejor tu vida la realidad de que Jesús resucitó de entre los muertos? 

Desafío

Aunque muchos de nosotros ya hemos recibido el Espíritu Santo en el Bautismo y la Confirmación, siempre necesitamos un derramamiento fresco del Espíritu para la misión que Dios nos ha confiado. Esta semana, con una fe profunda y un corazón abierto, pídele a Dios un nuevo derramamiento del Espíritu Santo sobre ti y tu familia.